“Estaba ayer en el
East End y asistí a una reunión de parados (cesantes). Escuché fuertes
discusiones. No se oía más que un grito: "pan, pan". Cuando regresé a
mi casa me sentí todavía más convencido de la importancia del imperialismo
(...). Para salvar a los cuarenta millones de habitantes del Reino Unido de una
mortífera guerra civil, nosotros, los colonizadores, debemos conquistar nuevas
tierras para instalar en ellas el excedente de nuestra población y
encontrar nuevas salidas a los productos de nuestras fábricas." Sir Cecil Rhodes. Carta al periodista Stead.
1895.
“Debemos atenuar el
descontento provocado por el hecho de que nos hemos convertido en una gran
potencia, haciendo sentir al mundo el peso de estas fuerzas, lealmente y con un
espíritu pacífico bien entendido. Debemos convencerle de esta forma de que una hegemonía
alemana en Europa es más útil, más desinteresada y menos perjudicial para la
libertad ajena que una hegemonía francesa, rusa o inglesa. El respeto a los
derechos inherentes a otros países, que Francia en especial no admitió
durante el tiempo de su preponderancia y que Inglaterra sólo reconoce
según sus intereses, será más fácilmente observado por Alemania por dos
razones: por un lado, a causa del carácter alemán, esencialmente objetivo; por
otro lado, y ello sin mérito alguno de nuestra parte, porque no tenemos ninguna
necesidad perentoria de ampliar nuestro territorio. (...) La política
alemana (...) sólo tiene un deseo: mostrarse justa y pacífica”. Testamento político de Bismarck.
“Cada mejora de los métodos de producción, cada
concentración de la propiedad (...), parece reforzar la tendencia a la
expansión imperialista. En la medida en que una nación tras otra entran en la
era de las maquinarias y adoptan los métodos industriales más avanzados, es más
difícil para sus empresarios, comerciantes y financieros colocar sus reservas
económicas, y progresivamente se ven tentados a aprovechar sus gobiernos para
conquistar con fines particulares países lejanos y subdesarrollados a través de
la anexión y del protectorado (...). Este estado de la cuestión en la economía
es la raíz del imperialismo”
“Escribo este relato con el deseo ardiente de contribuir a la
apertura del territorio africano, tan tenazmente cerrado a la actividad de los
europeos, de delimitar un campo tan fecundo y tan vasto para el espíritu de
empresa, de ayudar a las poblaciones que aquí se encuentran a alcanzar su rango
entre las naciones de la tierra, de concurrir a la prosperidad de estas tribus
hundidas actualmente en la barbarie y degradadas por la esclavitud. En fin,
abrigo la esperanza de que podrá constituir un estímulo para la propagación del
Evangelio en rincones hasta ahora desconocidos.” Fuente: Livingstone: Relatos de una expedición al Zambeze y sus
afluentes, 1865.
“¿Dejarán que otros que no seamos nosotros se establezcan en
Túnez, que otros que no seamos nosotros se sitúen en la desembocadura del río
Rojo (...) que otros que no seamos nosotros se disputen las regiones del África
ecuatorial? (...) En esta Europa nuestra, en esta competencia de tantos rivales
que crecen a nuestro alrededor la política de recogimiento o de abstención
no es otra cosa que el camino de la decadencia.” Fuente: Jules Ferry. Político francés. Discurso de Jules Ferry,
París, 1885.
“En Iberoamérica es donde los ingleses han
hecho sus principales inversiones; los mil millones de libras (...) son la
mayor inversión de capital del mundo (...) Desde el punto de vista económico,
(…) el Irak, el Irán, Siam, teóricamente independientes son de hecho tanto o
más dependientes de Inglaterra que las propias colonias inglesas. Los capitales
ingleses conquistaron, en realidad, la Argentina con tanta eficacia como las armas
inglesas, la India.”
(André Allix, Manual de Geografía General, Física, Humana y Económica).
“Las naciones de Europa eran como una fila
de prisioneros marchando encadenados de los tobillos unos a otros, al dar el
líder un paso hacia delante los de atrás tenían que darlo también siendo
arrastrados, prisioneros de un orgullo nacional y encadenados por un convenio
obligatorio y de esta forma voluntaria o involuntariamente llegaban a su
destino final: la guerra”.
“A las 16 horas cesan los tiros de los
alemanes. Es el ataque. A 200
metros vemos salir de la tierra a un oficial alemán con
el sable desvainado, seguido de la tropa en columnas de cuatro, arma al hombro.
Nos quedamos estupefactos y, sin duda, el enemigo contaba con este efecto de
sorpresa, pero al cabo de unos segundos recobramos el ánimo y nos ponemos a
tirar como endiablados”. (Capitán Delvert, 1915).
“El estado que había alcanzado Europa era
el de un semi-internacionalismo que organizó a las naciones en dos grupos sin
ofrecer un vínculo entre ellos. Apenas pueden concebirse condiciones más
desfavorables, tanto para la paz como para la guerra. El equilibrio era tan
delicado que un soplo de aire podía destruirlo, y las enormes fuerzas de ambos
lados estaban tan equiparadas que una lucha entre ellas tendría que ser
formidable”. J.A.Spender.
“En Iberoamérica es
donde los ingleses han hecho sus principales inversiones; los mil millones de
libras (...) son la mayor inversión de capital del mundo (...) Desde el punto
de vista económico, (…) el Irak, el Irán, Siam, teóricamente independientes son
de hecho tanto o más dependientes de Inglaterra que las propias colonias
inglesas. Los capitales ingleses conquistaron, en realidad, la Argentina con
tanta eficacia como las armas inglesas, la India.” (André Allix, Manual
de Geografía General, Física, Humana y Económica).
"En Senegal,
la metrópoli colonial impone el cultivo casi exclusivo de cacahuetes. Es
una terrible desgracia! Hasta ahora, Senegal aún no se ha librado del
garrote del monocultivo destinado a la exportación. Los campesinos
producen cientos de miles de toneladas de cacahuetes. El gobierno se las
compra y las exporta a Europa.
El campesino, en
general, recibe por su producto un precio muy inferior al que el gobierno gana
cuando lo exporta. (...) Gracias a la diferencia el régimen financia,
entre otras cosas, su burocracia parasitaria y el lujo inaudito en el que viven
la mayoría de sus dirigentes. (...)
Con una parte de
los ingresos ganados en la exportación de cacahuetes, el gobierno senegalés
compra arroz en Tailandia, en Camboya y en otros lugares. El arroz es el
principal alimento en Senegal (...) Para importar 400.000 toneladas anuales,
Senegal tiene que pagar unos 85.000 millones de francos. En 1997, la
economía de Dakar destinó el 17,4% en la compra de este cereal, el 11, 8% a la
de pan y el 10,9% en la de verduras (...)
Senegal se va
haciendo cada vez más dependiente del extranjero, aunque dispone de una clase
campesina enérgica y competente que podría, sin problemas irresolubles,
producir todos los alimentos que el país necesita.
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